Wenceslao Pérez Gómez. 5 de marzo.

La campaña “Antes de conducir, piensa”, organizada por el grupo Bridgestone, uno de las mayores fabricantes de neumáticos del mundo, ha dado unos resultados significativos y preocupantes sobre las inspecciones gratuitas a vehículos llevadas a cabo con motivo de esta campaña. Según Bridgestone, uno de cada ocho conductores de la Unión  Europea ponen su seguridad y la de los demás en grave riesgo, debido a la muy baja presión de sus neumáticos, al menos un 0,75 bar por debajo de la presión recomendada por el fabricante y/o al excesivo desgaste del dibujo de la banda de rodadura inferior a los 1,6 milímetros. Así mismo, uno de cada tres conductores circulan habitualmente con la presión de sus neumáticos por debajo del nivel de presión recomendado, un 0,5 bar, y /o desgastados en exceso.

 Como consecuencia de ello, estos conductores desperdician anualmente el equivalente a 29,6 millones de neumáticos, lo que supone un coste de 2.700 millones de euros; malgastan innecesariamente 3.900 millones de litros de combustible que suponen un coste de 5.100 millones de euros y emiten 9,2 de toneladas de CO2 más a la atmósfera.

Estos resultados se han obtenido tras realizar pruebas de seguridad a 31.178 automóviles de turismo en catorce países de la Unión Europea durante 2008.

 Loas tests gratuitos han sido llevados a cabo por Birdgestone en centros comerciales y aparcamientos públicos y forman parte de la campaña de seguridad vial “Antes de conducir, piensa”, una iniciativa conjunta puesta en marcha a nivel mundial por la Fundación FIA, Fédération Internacionales de l’Atomobile, el Grupo Bridgestone y los clubes nacionales de automovilistas, en 2005.

Los resultados ponen de manifiesto que la mayoría de los conductores no son conscientes de que los neumáticos pierden presión de forma natural a lo largo del tiempo, igual que un balón y que la conducción con un nivel de presión incorrecto puede ser peligrosa. Cuando se reduce la presión del neumático disminuye el control de la dirección del vehículo y aumenta de forma considerable el riesgo de que el coche “vaya a la deriva”.