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Diario YA


 

La patética retirada de Kosovo y otras no menos patéticas situaciones

Rafael González. 29 de marzo. 
Patético, decía Mariano Rajoy refiriéndose a las prisas de la ministra de Defensa por alcanzar el telediario en el que quería meter la noticia de la retirada de nuestras tropas de Kosovo. Patético, ya saben, que es capaz de mover y agitar el ánimo infundiéndole afectos vehementes, y con particularidad dolor, tristeza o melancolía. La señora Chacón ha sido capaz de mover y agitar el ánimo de todos los españoles, que además de infundirnos todo eso que dice el DRAE, nos ha infundido vergüenza ante los países integrantes de la UE y de la OTAN. ¡Señor!, ¿cuándo dejaremos de ser el farolillo rojo del tren de Europa? ¿Cuándo, el más tonto de la clase? Patético, sí: dolor, tristeza y melancolía.

¿Y no es eso también lo que le está ocurriendo a los autónomos? ¿No es patético lo que les ocurre? Abandonados de la mano desgobierno, la crisis mueve y agita el ánimo de los autónomos infundiéndoles afectos vehementes, que se traducen en insultos a Zapatero, y ese abandono, esa impotencia de una gente laboriosa y trabajadora, que se ve obligada a cerrar sus pequeñas o medianas empresas, nos hacen sentir a todos, solidariamente, el dolor, la tristeza y la melancolía que ellos sienten.

Patético, ¡claro que sí! Patético era el brío inusual del señor Zapatero reprochándole a Rajoy que no pusiera la misma energía "para denunciar una guerra ilegal como la que apoyaron en contra de Naciones Unidas", en referencia a Irak. Patético, naturalmente, esa falta de imaginación, esa monotonía patosa de echar mano, en cuanto se ven acorralado, al más eres tú, y al hablar de guerras, o de presencia de militar. Irak para el Gobierno socialistas es un recurso que les permite, cree, eludir los tropiezos y errores que va cometiendo, y en este caso del repliegue de nuestras fuerzas destacadas en Kosovo.

¡Qué vergüenza! ¡Que falta de altura, de tacto y de profesionalidad en la gestión política y diplomática! Es lógico que el Gobierno y oposición discutan sobre la conveniencia o no de retirar las tropas. Es más que razonable que la oposición le diga al Gobierno que no sabe hacer las cosas, ni siquiera aquellas en las que pudiera tener razón, o por lo menos, por cuestión de coherencia, pueda admitirse que la retirada de nuestras tropas fuera lo acertado; pero que el patético presidente del Gobierno; es decir, que el político capaz de mover y agitar nuestro ánimo, infundiéndonos dolor, tristeza, melancolía… y vergüenza, confronte Irak con Kosovo, invocando la legalidad internacional, él, el de la alianza de civilizaciones, es, sencillamente, un desvergonzado y descarado sarcasmo.

Es extraño que Zapatero no sepa –ya que dispone de una cohorte de asesores- que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas viene avalando, desde mediados de 2003 la intervención aliada en Irak. El sabe que España no participó en esa intervención, sino que fue después, tras la caída de Sadam Hussein, cuando envió efectivos para misiones humanitarias, como otros muchísimos países. Pero se hace el longuis. Y debería recordar que el 8 de junio de 2004 su Gobierno votó a favor la resolución 1546 del Consejo de Seguridad de la ONU, según la cual la comunidad internacional se comprometía a mandar tropas a Irak, con lo que, además, quedaba definitivamente legitimada la intervención militar en dicho país, convirtiendo las fuerzas de la coalición aliada, en fuerza multinacional con mandato de la ONU.

Déjese, pues, señor presidente del Gobierno, de echar mano de Irak a cada dos por tres. No tienen mayor legitimidad las intervenciones en Afganistán. Ni en Kosovo. No es verdad que en Kosovo se respetara al pie de la letra la legalidad internacional. Habrá que recordar los bombardeos masivos ordenados por la OTAN en marzo de 1999 contra Serbia. La ONU no los autorizó. Rusia lo impedía. Y la OTAN dijo entonces que en Kosovo se estaban cometiendo crímenes de lesa Humanidad y que la legalidad internacional no dependía sólo del resultado de los forcejeos entre potencias; sino que fuera de la ONU también existía legalidad. Por cierto; en aquellos bombardeos participaron aviones de nuestras fuerzas aéreas.

El Gobierno español no ha reconocido la independencia de Kosovo, proclamada unilateralmente. Nada que objetar. En consecuencia, decidió retirarse de allí. Bien. Pero hágalo educadamente, camuesos, en tiempo y en forma, como mandan los cánones, o los protocolos. O la cortesía diplomáticamente propia de las relaciones internacionales. No a lo cateto.

Porque hay que saber maneras, señor Zapatero. Que no todo es pegar el petardazo para que el humo oculte otros problemas internos. No los va a ocultar, no va a proporcionar réditos de imagen y electorales. Lo único que se consigue es el desprestigio de España en el concierto internacional, la pérdida de influencia y la falta de credibilidad, que tanto dañan los intereses de España.

Y todo esto, francamente, infunde en el ánimo nacional dolor, tristeza o melancolía. Es decir, es absolutamente patético.  

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