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Diario YA


 

“No pierda la cabeza, nada ocurre como está previsto, es lo único que nos enseña el futuro al convertirse en pasado.” Daniel Pennac.

¿Profecías de Sánchez para el 2040? Antes habrá arruinado España

Miguel Massanet Bosch. Es cierto que, el actual gobierno socialista del señor P. Sánchez, ha encontrado una mina estupenda con esto del cambio climático, algo que le permite hacer promesas a largo plazo sin temor alguno a cogerse los dedos. Sólo un aspirante a dictador, como parece que es el actual presidente del Gobierno, puede predecir lo que va a suceder es este país y mucho menos en el Mundo, de aquí al año 2040. Sin embargo, en su afán de sorprender cada día a la ciudadanía española con una nueva ocurrencia, ha encontrado el medio de ofrecer muchas cosas, con apariencia de seguir una línea acorde con la prevención del Cambio Climático, urdiendo una ley, no de efectos inmediatos, que podría reportarle graves problemas y no menos tropezones, sino legislando para muchos años adelante, en lo que será un futuro lo suficientemente lejano, tanto que ya quisiéramos muchos poder descifrar. Nadie le puede negar, al señor Sánchez, habilidad para aquello de tirar la piedra y esconder la mano, porque es un verdadero experto en semejante práctica.

Ha escogido un ejecutivo a la medida de sus intereses y lo utiliza con gran destreza para ir tirando globos sonda, de la más diversa naturaleza, sobre temas lo suficientemente espinosos como para no abordarlos directamente y exponerse a quedarse a los pies de los caballos. Dicen que aumentarán las cotizaciones de los autónomos de modo que les cuesten 170 0 180 euros más al año y, cuando se les echan encima los afectados con apoyo de la prensa y los sindicatos, hacen marcha atrás y lo reducen a 50 euros; lo mismo pasó con la exhumación  de Franco del Valle de los Caídos, que debía ser una actuación inmediata y vean ustedes como sigue coleando y, a pesar de que la oposición a tal venganza se circunscribía a unos pocos que siguen respetando aquella figura que salvó a España del mismo comunismo que ahora nos acecha de nuevo; es obvio que no valoraron convenientemente los obstáculos que se encontraría. Hablaron de aumentar el impuesto sobre el diésel y se produjo la correspondiente protesta de todos aquellos, muchísimos, que se sintieron directamente afectados por aquella decisión, evidentemente poco meditada y con un claro afán recaudatorio, que les permitiera atender  a todos aquellos proyectos fantásticos que intentan llevar a cabo aunque sepan, positivamente, que no hay medios suficientes para poder llevarlos a cabo.

Es evidente que, este sistema de amagar y retroceder, no puede seguir utilizándose indefinidamente, lo mismo que gobernar a decretazos, como dijo Sánchez, sin que la oposición cargue contra ellos por su falta de seriedad y omisión del preceptivo análisis previo respecto a aquellas propuestas que intentan implantar. Por ello, ahora se trata de utilizar otro medio para menear la marrana sin que los presuntos votantes (en definitiva, todo lo que llevan tramando los socialistas gira en torno a cómo pueden conseguir llegar al 2020, año de las elecciones legislativas, manteniéndose en el poder) puedan achacarles haberles prometido mejoras que luego han sido incapaces de cumplir. Aquí cabe aquella frase de “Tan  largo me lo fiais…” (Curiosamente el título de una primera versión del Burlador de Sevilla de Tirso de Molina) una expresión que Don Juan repite una y otra vez para despreciar todo lo que no es “el pájaro en mano”, (“lo que no es tangible y, en el fondo e implícitamente, negar la existencia del futuro”) que aquí nos permite decir que este anuncio del Gobierno, referente a que, a partir del 2040, los nuevos coches de gasolina, diésel, e híbridos “serán vetados” en virtud de lo que ya se califica como la nueva Ley de Cambio Climático, elaborada por el ministerio “De la Transición Ecológica”. Una observación curiosa: esta Ley prohibirá la exploración de petróleo y el “fracking” algo evidentemente superfluo en un país donde la explotación petrolífera ha sido mínima y muy costosa.

Sin embargo, lo que no ha tenido en cuenta este Gobierno de grandes expertos en marketing político, pero con graves carencias en cuanto a la preparación, estudio y análisis de sus proyectos, llenos de graves incongruencias y errores en cuanto a la oportunidad de sus anuncios. Era obvio pensar que, un anuncio semejante del que no se informó previamente a las asociaciones de fabricantes de automóviles, anunciado a bote pronto, iba a producir una reacción de rechazo inmediata. Nadie, en su sano juicio, puede pensar que un proyecto semejante no afectaría indirectamente a la venta de los vehículos que se anuncia que serán vetados a partir del 2040. Nadie quiere comprarse un vehículo, algunos incluso de última tecnología, como pudieran ser los híbridos, a los que se les pronostica  una trayectoria comercial extremadamente corta que, sin duda, puede afectar a los fabricantes de tales vehículos que, con toda seguridad, han hecho fuertes inversiones pensando en poder amortizarlas en un periodo razonable.  Los efectos sobre los futuros compradores de los tipos se vehículos que se anuncian como caducables en 2040, sin duda alguna van a ser funestos para los vendedores de coches a partir de ahora mismo, porque es obvio que un comprador no está ilusionado en un vehículo que sepa que, en unos pocos años, va a quedarse anticuado y no va a encontrar repuestos si los precisa.

Aparte del efecto psicológico sobre los compradores, es evidente que cambiar la estructura de todas las gasolineras existente en España para convertirlas en suministradoras de corriente para los coches vayan a cargar sus baterías; adaptar el personal, la mayoría del cual se irá al paro debido a que, con simples contadores se podrá saber la cantidad de energía facturada, no tiene pinta de poder ser tarea de unos pocos años. A mí me hace el efecto de estas películas futuristas del siglo pasado, en las que se pintaba un mundo futuro, para el 2003 o el 2015, en el que las mujeres se vestían como en los comics, los coches volaban por encima de las ciudades y la gente vivía en un mundo tecnológico fantástico, como si la modernidad tuviera que suponer, forzosamente, un cambio radical de toda la humanidad. Llegó el Siglo XXI y nada de todo esto pasó aunque, evidentemente, en muchos aspectos se han producido espectaculares adelantos.

Pero, lo más chocante de todo lo que está sucediendo de modo precipitado, con urgencia y sin emplear el tiempo preciso para calcular los graves efectos que puede producir en este país el que unos cuantos políticos, de ideas, más que de izquierdas de tipo comunistas, deseando aferrarse al poder y con una obsesión enfermiza que les hace ignorar los grandes beneficios que le ha traído a España el tener gobiernos conservadores, limitándose a hacer hincapié sobre los defectos que, indudablemente y como todo tipo de gobiernos, han tenido los gobernantes; se han empeñado en destruir todo lo que han hecho, cargar las tintas sobre supuestas incompetencias o pretender  llevar a cabo un cambio total, simplemente porque quienes hicieron el trabajo fueron políticos de derechas y, como si tuvieran la peste, había que  cambiar todo lo que, estuviera bien o mal, habían implantado durante el periodo en el que estuvieron gobernando.

No obstante, por encima de todo lo comentado, nos llama la atención el hecho de que, el señor P.Sánchez,  hablara de lo que va a suceder, según él, en el año 2040 suponiendo, pensamos, que ellos permanecerían todavía en el gobierno del Estado. ¿Acaso piensa Sánchez, como opinan sus socios los comunistas de Podemos,  por cierto, en pleno periodo de disgregación, debido a los rifirrafes que tienen armados en las distintas comunidades) que, una vez instalado en el poder, va a permanecer inamovible en él hasta el 2040? O es que se ha llegado a creer que va a poder establecer una dictadura, según el modelo venezolano, acabando con los derechos de los ciudadanos y sometiendo (cómo ya están intentando a base de prohibiciones e imposiciones) al férreo control del Estado la actividad privada, a la que piensan que podrán mantener sometida hasta aquella lejana fecha. En todo caso, aquí cabría lo del cuento de la lechera de todos conocido o también se le podría aplicar aquel conocido refrán que habla de “vender la pieza antes de haberla cobrado”.

Todavía quedan, si como dice Sánchez quiere agotar la legislatura, el que logre mantenerse durante al año que queda para las legislativas, siempre que el débil entramado que lo mantiene en el gobierno se siga conformando con mantenerlo en el sillón gubernamental. Ya tiene difícil que le apoyen para aprobar los PGE, siendo probable que tenga que prorrogar los anteriores del PP, y no digamos lo que le espera para futuras legislaturas, en el supuesto de que pudiera ganar las del 2020. Nadie piense que el señor P.Iglesias de Podemos, se va a conformar con mantener el puesto de segundón en este reparto de la tarta política. Sólo hay algo que va en su favor, la difícil relación existente entre los partidos de la oposición de centro derecha o de centro simplemente, empeñados en darle facilidades a las izquierdas en lugar de intentar enterrar sus diferencias (tampoco son tantas) arrinconar sus ambiciones de poder y pensar en España antes que en sus propios intereses, personales o partidistas. Pero, como siempre, acaban por decepcionar a todos aquellos que ponen su confianza en ellos, como sucedió con Mariano Rajoy y, ahora, siento tener que decirlo, ya empezamos a dudar de que, el señor Pablo Casado, haya sido el más adecuado, cuando hemos comprobado el enorme fallo que ha cometido al negociar con el PSOE los miembros del CGPJ y los magistrados que deberán componer el TS. Ha puesto en peligro que los encausados por el 1.O tengan un juicio sin interferencias externas y se expone a que finalmente el TS, como en caso del CGPJ, quede en manos de la izquierda.

Una vez más nos vemos abocados a una situación que puede dar lugar a que España siga la deriva que ya hace tiempo que venimos denunciando sin el menor éxito y, seguimos lamentando que, ciudadanía española, incapaz de reaccionar ante el peligro de una grave involución hacia las izquierdas capaz poner en peligro el futuro de nuestros hijos y nietos si, como fácilmente se puede esperar, en España se instala un régimen filocomunista que acabe siendo rechazado por Europa, que ya nos está mirando con desconfianza.

O así es como, señores, desde la óptica de un ciudadano de a pie, seguimos viendo cómo, hasta los en los que veníamos confiando en un renacer del PP, parece que no son capaces de resistirse a las críticas de sus enemigos políticos y acaban, por aquello del que dirán, haciendo concesiones que nunca debieran haber aceptado. Cada vez estamos más convencidos de que lo que se nos avecina puede llegar a acabar, como ya sucedió hace muchos años, con un inevitable enfrentamiento entre españoles. Es triste pero las posibilidades de que se repita la Historia no parecen estar tan lejanas como supusimos.