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Su legado de paz y prosperidad al pueblo uzbeko le hizo amado y respetado como a un padre

Daniel Ponce Alegre. Teólogo. El líder uzbeko, y Presidente de la República de Uzbekistán, Islam Karímov, falleció en las primeras horas de la mañana del pasado viernes día 2 de septiembre. Desde este Diario, que guarda especial cariño y respeto al Pueblo de Uzbekistán, y que cuenta con buenos amigos en dicho país, hemos querido esperar al Anuncio Oficial del Fallecimiento de su Presidente como señal de delicadeza y afecto ante el dolor de este pueblo admirable a causa de su gran pérdida y vacío, pues el Presidente Karímov no sólo fue un gran Presidente y Líder sino un gran hombre y buena persona.

El Presidente Islam Karímov ha legado a su pueblo una herencia de estabilidad política, económica y seguridad sin precedentes desde los tiempos de su admirado el Gran Tamerlán, Emir persa - mogol que unificó y estabilizó la región y cuya fama llegó a tal nivel que el rey Enrique III de Castilla envió envió al su primer Embajador a Asia ( el frayle dominico Ruy de Clavijo ) a Samarcanda Sede de la Corte de Tamerlán a principios del S.XV. En estos tiempos de debilidad política y ausencia de principios estables y amor al bien, hombres como Karímov son mal entendidos y prejuzgados como tiranos e incluso como " caciques ".

Analistas políticos y de medios de comunicación en estos días han calificado al fallecido Presidente Karímov de esta manera por frases dirigidas a los asesinos islamistas como: " Esa gente debe recibir un disparo en la sien. Si es necesario, les dispararé yo mismo ". Vienen a mi mente las palabras de Margaret Thatcher cuando en Sede Parlamentaria, al igual que Karimov, dijo respecto a unos terroristas del IRA eliminados en Gibraltar, y cuando un representante de la oposición le pidió explicaciones, y el cese del Ministro por esa " barbarie ", ella dijo: " I shoot them ", es decir. " Yo les disparé ". Las cosas han cambiado mucho desde entonces, por desgracia, y estamos en tiempos de cesiones a los asesinos durante las últimas décadas.

Pero es hoy más que nunca cuando son necesarios líderes como el querido Presidente Islam Karímov. Pedimos desde este Diario que Dios ayude con su sabiduría y fortaleza al pueblo uzbeko para que continúe en esta misma línea marcada por Karímov durante tantos años y para que no ceda a las presiones internas y externas que deberá soportar.

Todo ello hasta que Él, el Dios de su antepasado Ciro el Persa, ponga Fin para siempre ( Daniel 12 ).

Etiquetas:Uzbekistán