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Diario YA


 

Misterios del 10-N: dictacracia entre pucheros, muerte entre las flores

Laureano Benítez Grande-Caballero

Por una serie de extrañas casualidades –eso que algunos llaman «serendipias», y otros «guiños del destino»– he vivido las dos últimas elecciones generales fuera de Madrid. En las de abril voté por correo, y en estas por supuesto que no, para que el rojerio no me vampirizase el voto; en aquellas me sorprendió el pucherazo durmiendo en la misma habitación que Franco ocupo en la noche del 17 de abril de 1939, el día previo al Alzamiento, en el hotel Madrid de las Palmas de Gran Canaria; en las del día 10, el más que posible pucherazo y el indiscutible golpe de Estado me sorprendieron ejerciendo de jubilado en Benidorm. Como se pueden imaginar, el pasodoble se me heló en los pies.
Porque, damas y caballeros, el fraude del día 10 ha venido rebozado en un golpe de Estado de manual: se envía al Jefe del Estado a alternar con dictadores en el Caribe, y en el vacío de poder el Profanador y el Koletudo se abrazan con regocijo. Bondad graciosa, que estos dos malévolos personajes no fueran capaces de ponerse de acuerdo en los seis meses que transcurrieron entre las elecciones, y hete aquí que, con el pucherazo aún caliente, hacen un perfecto maridaje en menos de un día, cuando todavía no se han dado los resultados definitivos. Tremendo, abracadabrante. Si tan fácil era, ¿Por qué no lo hicieron antes, y nos hubiéramos ahorrado unas elecciones?
Como ustedes comprenderán, no hay que ser muy conspiranoico para columbrar que en este sorprendente acontecimiento –por su inusitada rapidez, coincidiendo con la ausencia de un Rey al que los dos impresentables quieren defenestrar– hay gato encerrado. Hay que reconocer que esta vez han dado la campanada, ejecutando un pucherazo dentro de otro, como si se tratara de muñecas rusas, esas matriuskas que, por más que se saquen, siempre te queda otra dentro.
Este abrazo entre los dos hierofantes cucuruchados puede considerarse, con toda lógica, como el objetivo buscado por el muy probable pucherazo electoral, pues con tanto apresuramiento se ha hecho, entre un profanador que había dicho que no dormiría tranquilo con el Koletudo en el Consejo de Ministros. Pero ya sabemos que las palabras del Profanador se las lleva el viento, y se vierten en las inmundas cloacas de la dictacracia que padecemos.
En otros artículos desvelaré los algoritmos que con su varita mágica han removido los pucheros electorales, ya que, por el momento, me limitaré a plantearme algunas preguntas, que no son del millón, pero que van camino de serlo.
El más pinturero de estos interrogantes es por qué Tezanos, que acertó de lleno con el reparto de escaños en el 28 A, a pesar de que tenía en contra a todas las otras encuestas, se ha pegado un castañazo de época en estas elecciones, donde, lejos de acertar algo siquiera por aproximación, ha dado unos pronósticos que han quedado a años luz de los resultados finales.
Pero, vamos a ver, si Tezanos había sido capaz de dar con la tecla para adivinar resultados electorales con una precisión impresionante, ¿Por qué ahora ha hecho el ridículo? Se supone que, si una vez fue capaz de ejercer de pitoniso, bastaba con volver a aplicar la misma metodología a estos comicios para calcar los resultados.
¿Qué ha sucedido? ¿Cómo explicar este misterio? El Tezanos dijo que todo había sido culpa de la profanación de Franco y la semana trágica catalana… Y eso que publicó su última encuesta el 30 de octubre, cuando ambos fenómenos se habían consumado ya. Si esta fuera la explicación, ¿por qué las demás encuestas si se aproximaron bastante a los resultados, a pesar de ser privadas y contar supuestamente con menos medio a su alcance?
Esta excusa tiene una bomba incrustada, pues viene a sugerir ¡que la profanacion de Franco ha restado votos al Profanador! ¿Pero no nos habían dicho que la ejecución de esa venganza illuminati se había hecho para catapultar al Profanador? Impresionante.
En cuanto al dantesco espectáculo de Cataluña en llamas, que El Profanador vio desde su dacha monclovita mientras tocaba la lira, cual trasunto de Nerón, resulta francamente misterioso que tal espectáculo apocalíptico solo restara tres escaños al Profanador, cuando la aplicación descafeinada del 155 hizo perder al PP 70 escaños. Porque no me irán a decir que esa enorme pérdida se debió al caso Gurtel, cuya sentencia tramposa se debió al juez De Prada, monaguillo de Soros. Si esto es así, ¿cuántos votos tendría que perder en justicia el Profanador por el caso de los ERE, el mayor episodio de latrocinio de Europa –después de los Pujol, claro–.
Entonces, ¿cómo explicar el petardazo del CIS? Hay quien dice que el pucherazo que anunciaban los escandalosos resultados favorables al PSOE no se llegó a consumar debido a la vigilancia cojonera que iba a desarrollar en estos comicios la Asociación Elecciones Transparentes, que ya ha demostrado que tiene arrestos para denunciar las corruptelas electorales. Sin embargo, si fuera así, el CIS habría publicado el 30 de octubre unas encuestas más moderadas, con el fin de no pillarse los dedos, cosa que no sucedió, pues practicaron aquello de sostenella y no enmendalla.
¿Qué pasó, entonces? Solo podemos especular sobre las explicaciones a este misterio, pero una reflexión apunta a que el PSOE quiso disimular, lanzar una cortina de humo, blanqueando así el pucherazo de abril. En definitiva, sería algo así como decir «¿Veis cómo me he equivocado, como no soy infalible?», legitimando con estas palabras la viabilidad de sus encuestas para las elecciones de abril. Me hace sospechar esto el hecho de que inflaron hasta el escándalo los escaños socialistas, y rebajaron también hasta el escándalo los escaños de VOX. Fueron fan enormemente chapuceras, sabiendo como sabían que todas las demás encuestas coincidían en pronósticos que no tenían nada que ver con los de Tezanos, que puedo afirmar con seguridad que el CIS pego el gatillazo con plena consciencia.
Si hubieran errado por menor cuantía, eso podría explicarse, pero la magnitud del fallo ha sido tan mayúscula, que todo apunta a que era un efecto buscado con premeditación y alevosía.
Desde luego, no me creo que hicieran esta pantomima para evitar las investigaciones y denuncias de Elecciones Transparentes, pues los jerarcas sociatas sabían de sobra que no nos iban a engañar, que nuestra tecnología y nuestros sabuesos darían con las trampas más pronto que tarde. Y así ha sido: a las dos de la madrugada del 11, pocas horas después de que se cerraran las mesas, ya habíamos dado con el algoritmo de la trampa.
Entonces, ¿dónde buscar la explicación de este misterio? Misterio que se enlaza con otro, también de gran enjundia: ¿Por qué el Profanador desdeñó la posibilidad de formar gobierno con el Koletudo, incluso con Ciudadanos, arriesgándose a ir a unas nuevas elecciones? Obviamente, porque pensaba arrasar en los nuevos comicios, y en esa dirección iba el pasmoso número de escaños que daba Tezanos a los socialistas, entre 130 y 150, número que se creyó el Profanador, que esperaba así poder negociar su investidura desde una gran mayoría parlamentaria.
Y hete aquí que surge otro misterio insondable: ¿Por qué el Profanador no ordenó al Supremo que pospusiera la sentencia del Prusés hasta después de las elecciones, pues era del todo punto lógico que habría disturbios en Cataluña, los cuales le restarían votos con toda seguridad, dado que el Profanador no iba a poner mucho de su parte para impedirlos? ¿Será por ese motivo por el que se apresuró a profanar a Franco días después de los altercados en Cataluña, con el fin de que la ejecución de esa venganza compensara el Apocalipsis catalán, y le suministraran el rédito electoral perdido con la crisis secesionista?
Todos estos misterios desembocan en la posibilidad de que no fueran sino piezas de un perverso rompecabezas, cuyo dibujo final hay que desentrañar, tarea que acometeremos en otros capítulos.
Si Santa Teres de Jesús decía que Dios anda también entre las ollas, al hilo de este pensamiento podemos decir que la dictacracia anda entre los pucheros.
Dicen que la democracia es el mejor sistema político, que nuestra Transición y nuestra supuesta democracia han sido un caminar por floridos pensiles. Pero ojo, amigos, porque ¿qué es un pucherazo?: muerte entre las flores,