Principal

Diario YA


 

Entrevista en exclusiva para diarioya.es al productor y protagonista de "Bella"

Eduardo Verástegui: "Como católico, tuve que poner mi fe en el centro de mi vida"

 

Susana Ariza Rossy. 10 de noviembre. Dice Eduardo Verástegui que "la amistad es como un elevador: tus amigos te suben o te bajan". Con él pasa algo parecido, lo que pasa con las personas que están cerca de Dios: sin quererlo, o queriendo, tira hacia arriba de la gente que tiene a su alrededor, sólo con su ejemplo hace que quieras ser mejor persona.

Ese espíritu, el mismo que le hizo decir a Juan Pablo II que la verdad se propone, no se impone, es el que ha conducido la producción de la película Bella. Igual que la productora que crearon él, Alejandro Monteverde y Leo Severino, Metanoia Films, su primera película, BELLA, pretende ser "una vela en el corazón de la gente, un punto de luz en medio de la oscuridad":

"Es una historia basada en hechos verídicos. Una historia que no le dice a la gente qué hacer o qué no hacer. Es una historia real, una historia de amor que va más allá del romance.

Bella habla de muchísimas cosas: habla del perdón, habla de la reconciliación, habla de la amistad verdadera. Dos almas rotas que se juntan en Nueva York y se pasan 24 horas juntas, ayudándose la una a la otra para salir adelante y sanarse la una a la otra. Es una película muy abstracta, muy impresionista, con un lenguaje simbólico muy importante y que, además, le canta a la vida. Es una película que celebra la vida".

Pero, ¿cómo se hace para, a través del arte, mostrar un valor, por ejemplo el dolor, como algo bueno sencillamente contando una historia?

Como lo hicimos en Bella. Este personaje que estaba en la cima de la montaña, lo tenía todo en la vida. Al menos, lo que él pensaba que era todo: dinero, fama y éxito. Algo le pasa en su vida muy doloroso, muy trágico, y José se convierte en un muchacho trabajador, callado, prudente, honesto, siempre buscando cómo ayudar a los demás, haciendo sacrificios para enfocarse en los demás siempre. Tú vas a ver una persona centrada, que no la puedes ni siquiera atacar, porque es una persona buena. Y esa bondad que nace de él fue producto de ese dolor.

Ahora, esto es una historia: Bella. Hay miles de historias que podemos contar de cómo el dolor, una tragedia junto a una familia, transformó a una sociedad. ¿Y cómo lo hacemos? Contando las historias. Todos tienen corazón, todos tienen sentimientos. En el momento en que tú empiezas a predicar en una película, a decirle a la gente: "esto es lo que tienes que hacer", pierdes a la audiencia. Pero si cuentas una historia y cuentas los frutos de la historia, y cuentas las consecuencias de una cosa y las consecuencias de otra, de una manera muy artística, muy visual, todo el mundo entiende.

Insistes mucho en la idea de que es una historia de amor más allá del romance. ¿Qué diferencia supone con respecto a otras películas que a lo mejor sólo muestran el romance y no van más allá?

Es diferente. Yo creo que hoy en día la mayoría de las películas se enfocan mucho en el amor eros. Bueno, ni siquiera en el eros, porque es el eros pero completamente desordenado. En cambio, aquí estamos hablando de un amor ágape, el amor verdadero: cuando alguien está dispuesto a sacrificarlo todo, a morir por alguien sin esperar nada a cambio. Es el amor del sacrificio. No es la típica historia de amor dónde vas a ver unas personas que de pronto se enamoran y se casan y son muy felices… Acá vamos a ver una historia diferente, no hay un amor romántico sino un amor que tiene un ser humano a otro ser humano, de quererse ayudar el uno al otro. El amor que todo el mundo tiene que tener, el amar a tu prójimo como a ti mismo. Básicamente ésa es la historia de Bella.

También has hablado en muchas ocasiones de otro de los fines de Bella:

Elevar la dignidad de los latinos en Estados Unidos y en el mundo entero, dignidad que ha sido bastante atropellada por Hollywood y muchas veces por nosotros mismos: cuando nos involucramos en proyectos que ponen a los latinos como lo peor de lo peor: como bandidos, o delincuentes, como prostitutas o borrachos, o traficantes o asesinos, criminales, rateros, abusadores, o mujeriegos… pues, obviamente perjudicamos a nuestra comunidad. No somos parte de la solución, somos parte del problema. Terminamos envenenado, envenenándonos a nosotros mismos. Entonces, la idea de Metanoia Films es contar historias reales, artísticamente también que sean muy ricas, pero también películas que muestren el verdadero rostro de los latinos en Estados Unidos y en el mundo entero.

Y, ¿cómo llegasteis hasta aquí? ¿Cuándo decidisteis crear una productora con estos fines?

El cine, la televisión, la radio, Internet, las revistas, el periódico… los que trabajamos en esto tenemos una gran responsabilidad. Responsabilidad que, por ejemplo, yo no asumí por muchos años. Me tomó diez años de mi vida para abrir los ojos y darme cuenta, no solamente de que yo me sentía vacío, no solamente que me estaba sintiendo mal, no era feliz y estaba solo, sino que también estaba siendo parte de este problema, en lugar de la solución, y, en mi opinión, estaba tal vez envenenando a nuestra sociedad sin darme cuenta, por ignorancia.

Gracias a Dios, a través de personas que conocí y de reflexionar y cuestionarme muchas cosas, por la gracia de Dios me di cuenta de que ése no era el camino. Le prometí a Dios que jamás volvería a trabajar en un proyecto que ofendiera mi fe, mi familia o mi comunidad latina. Y también le pedí ayuda: "ésa es mi intención, solo no voy a poder".

Es por eso que, como católico, tuve que poner mi fe en el centro de mi vida, cosa que no había hecho antes. He sido católico toda mi vida, desde que me bautizaron, pero mi fe no era el centro de mi vida. Y no porque no quisiera, sino por ignorancia, porque no conocía mi fe. Uno no puede amar y servir lo que uno no conoce.

Ahí es dónde empieza este estudio de conocer mi fe de una manera más profunda: estudiar filosofía, teología, apologética… y ahí es cuando yo pongo a Dios, mi fe, en el centro de mi vida. Todo lo que yo hago es inspirado por Él y para Él. Es por eso que voy a Misa todos los días, rezo el Rosario todos los días… para poder sobrevivir en ese ambiente. Y para poder caminar hacia adelante, con los pies bien puestos sobre la Tierra y con los ojos en Él, arriba en el Cielo.

Me quedó muy claro hace seis años que el propósito de mi vida no es el de ser una estrella de cine, o ser famoso como yo lo pensaba antes. El propósito de mi vida es conocer, amar y servir a Dios. Todos somos llamados a ser santos. La santidad es lo que tenemos que alcanzar y lograr con ayuda de Dios a través de los sacramentos y la oración, y trabajando, poniendo tus talentos al servicio de los demás: tratar de caminar con espíritu de gratitud, de servicio, de humildad, y pedirle que me ayude para poder trabajar utilizando un talento y sirviendo a nuestra sociedad y contribuyendo de una manera positiva para que este mundo sea un mundo mejor. Eso es lo que trato de hacer.

¿Por eso creasteis Metanoia Films, porque, como la Madre Teresa de Calcuta, preferís encender una vela que maldecir la oscuridad?

Claro, no estamos en Hollywood para maldecir la oscuridad, sino para ser una luz en la oscuridad. Y eso es lo que tratamos de hacer con Metanoia, prender una veladora en los corazones de la gente.

Metanoia es una palabra en griego que tiene dos significados: el significado científico es cuando el planeta Tierra gira hacia el sol para poder tener un día, tener la luz del sol para poder ver. Ésa luz en la oscuridad, ésa rotación de la Tierra hacia el sol, le llaman los científicos Metanoia.

El significado espiritual es conversión, arrepentimiento, cambio. Darte cuenta de que hiciste algo malo, y te arrepientes, eso es una luz en la oscuridad. Es como estar utilizando tus talentos de una manera egoísta y lastimando a la gente, y de pronto te das cuenta de que eso estaba mal, te arrepientes y, después de eso, retomas un nuevo camino con espíritu de servir.

¿Y cuál es la oscuridad que pretendéis combatir? Bueno, combatir no, porque vosotros lo planteáis en positivo…

¿Qué oscuridad? Bueno, hay mucha oscuridad hoy en día. ¿A qué me refiero con esto? Las guerras injustas, los celos, la ambición desmedida, la mentira, la manipulación, el egoísmo… ese tipo de oscuridad. El rencor, el odio, la falta de humildad…

Yo creo que la mejor manera de hacerlo es amando más y juzgando menos. Por eso es muy importante evitar palabras como ataque, en contra, eliminar… que ya de entrada te encasillan en algo negativo, y aquí es lo opuesto: crear un ambiente positivo, un ambiente de amor, de luz, de servicio; crear un apostolado de amistad. Todos somos hijos de Dios, por eso todos debemos ser amados y respetados, aunque en muchas ocasiones a lo mejor no estemos de acuerdo en algo, eso no me hace a mí faltarte al respeto o insultarte. Por eso, los diálogos en un ambiente sano y educado son muy importantes para llegar a la plenitud de la verdad. Finalmente, todo ser humano quiere ser feliz y todo ser humano quiere amar y ser amado. Entonces, ¿cómo ayudarnos para lograr nuestro objetivo y nuestro propósito en la vida? Es por eso que para mí el arte es muy importante, porque puedes aprovecharlo como una plataforma, como un medio para poder contar historias, y que las historias cada uno las platique y de alguna manera se pueda elevar el intelecto de la audiencia hacia lo que es bueno, bello y verdadero.

Los valores que tocamos son valores universales. Yo creo que es una película con un tema bastante universal, porque el dolor es un lenguaje universal, el amor es un lenguaje universal, todo lo que toca Bella son valores elementales que, hoy en día, tristemente, se están perdiendo en nuestra sociedad, esencialmente en la juventud. Entonces, de alguna manera, lo que también pretendemos es rescatar esos valores, reafirmar esos valores a través del cine, contando historias divertidas, historias que te hagan reír, te hagan llorar, te hagan reflexionar, te hagan pensar…

Ésa es la idea: películas que tengan un impacto positivo en la sociedad.

Eso es lo que han hecho con Bella: "una película que yo espero que cuando la gente la vea se vayan valorando la vida, se vayan reflexionando sobre cosas importantes, como una de ellas el perdón. Amar más y juzgar menos. Quejarse menos en la vida. Que se vayan valorando la vida. Claro, entretenidos, pero también movidos y tocados. Que se vayan con una vela prendida en el corazón, queriendo ser mejores seres humanos. El arte para mí tiene que sanar, y Bella es como un curita, es un curita que traspasa el pecho de la persona y lo coloca en el corazón, en alguna herida que el corazón pueda tener".

Texto y fotos: Susana Ariza Rossy

  

 

Nació el 21 de mayo de 1974 en Tamaulipas, Méjico. A los 18 se instaló en Ciudad de Méjico para dedicarse al mundo de la música y el cine. Diez años después consigue un papel en una película de Hollywood, por lo que viaja hasta allí.

Es, curiosamente, en ese ambiente ("dónde abundó el pecado, sobreabundó la gracia"), dónde, las pacientes oraciones de su madre y la insistencia de su profesora de inglés logran que vuelva la mirada hacia Dios.

Después de su conversión creó, con dos amigos, Alejandro Monteverde y Leo Severino, la productora Metanoia Films, cuyo primer fruto es la película Bella, ganadora de varios premios -premio a la mejor película y al mejor actor (Movie Guide Awards), Premio del público (Toronto Film Festival), Crystal Heart Award y Gran Premio (Heart Land Festival)-. Aunque, lo mejor que tiene es que ha logrado que muchas mujeres que iban a abortar hayan cambiado de idea y hayan tenido a sus hijos.

La película se acaba de estrenar en España. Ésa es la razón por la que Eduardo Verástegui ha estado en nuestro país. Desde aquí, nuestro agradecimiento por habernos dedicado parte de su tiempo.

 

Etiquetas:bellaeduardo verásteguisusana ariza